sábado, 4 de septiembre de 2010

Cogito ergo sum

− ¿Qué imaginas si te digo Pienso luego existo?

− ¡Que pinche aburrida eres güey!

− No, en serio. ¿Y si te digo Cogito ergo sum?

− ¡Ah! Pues yo me imagino… ¡ja, ja ja!... pues una…

− Lo debí imaginar, ¡cerda!

− ¡Oh pues!

Y mientras yo pensaba en existir y existía para pensar, mi hermana seguía recordando la verga dura que carga entre las piernas su novio en turno.





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