¿Y por qué no nos desvestimos juntos?
y así, le contamos a los versos
del color de tu piel
del cuello en v de tus labios
de los senos tan sueltos que ellos nunca han tocado.
Hay que contarle a la poesía
del poema que es tu cuerpo
y que de envidia muera la pluma
por ser la segunda en las manos del poeta.
¡Anda! ¡Ve, canta al verdadero arte!
a la curva sublime de la rima,
al ritmo de su pelvis blanda
y cuéntale a la estrofa
del botón que nunca calla.
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